El blog de Sarah

Cuando sufrí una agresión sexual en 2006, tenía miedo de hablar. Mi actual marido y yo acabábamos de empezar a salir cuando un familiar cercano suyo agredió sexualmente a mi marido mientras éste no estaba en la habitación.

Cuando le conté lo que me había pasado a mi marido, me confesó que había visto a ese familiar hacerles lo mismo a otras mujeres. Cuando mi marido lo confrontó, ese individuo simplemente se rió y lo negó.

En este punto, al mirar atrás, me gustaría haber tenido el coraje de hablar, de luchar, de protegerme. Pero no lo hice. En cambio, durante años mantuve la boca cerrada, tratando de mantener la paz. Me repetía una y otra vez que era más importante tener una buena relación con su familia que expresar lo que había sucedido.

Aunque nunca volvió a tocarme, sufrí durante años el maltrato verbal de este familiar. Me sentía desesperanzada, como si el ciclo nunca terminara. Finalmente me di cuenta de que necesitaba ayuda.

A través de la terapia y el apoyo de los recursos de KCSARC, aprendí a hablar y defenderme, a establecer límites saludables y a eliminar de mi vida a ciertos miembros de la familia de mi esposo para proteger mi paz. Aprendí a tener conversaciones saludables con mi esposo sobre los factores desencadenantes y a defender lo que necesito.

Estoy enormemente agradecida con KCSARC y mis terapeutas por ayudarme a superar este difícil obstáculo. He salido fortalecida. Incluso cuando las cosas parecen imposibles, debes saber que hay muchos recursos de apoyo maravillosos que te esperan y que no estás sola.