Equipar a los jóvenes para ayudar a sus compañeros

Muchos de nosotros crecimos escuchando que debemos contarle a un adulto de confianza si necesitamos apoyo o tenemos preguntas sobre conductas que pueden ser consideradas agresión sexual. Pero nuestro trabajo con jóvenes sobrevivientes muestra que, con mayor frecuencia, recurren primero a sus pares.

Se trata de una oportunidad y un desafío que tenemos en cuenta especialmente en esta época del año. Mientras los estudiantes y los padres reciben un bombardeo de anuncios de equipamiento para dormitorios, cuadernos y las últimas zapatillas de deporte, hay algo más con lo que equiparlos: información.

Afortunadamente, como sociedad, cada vez tenemos más curiosidad por saber cuál es la mejor manera de apoyar a los sobrevivientes que nos revelan que han sufrido abusos. Es una pregunta que los adultos nos hacen todo el tiempo: Nuestros seminarios web más populares se han centrado en cómo responder a las revelaciones de abuso.

Ahora imagine que es un joven que no cuenta con la experiencia y los recursos de un adulto. ¿Cómo podría siquiera saber qué hacer? ¿Y qué impacto le produce no saberlo?

Alguien que recibe una revelación sin las herramientas necesarias para brindar una primera respuesta de apoyo puede sentir una impotencia que puede provocar ansiedad y que puede no ser de ayuda para el sobreviviente.

Si bien el consejo de contar con un adulto de confianza sigue vigente, hay mucho que podemos hacer para ayudar a los jóvenes de ambos lados de esta conversación.

Enseñamos a nuestros hijos a llamar al 911 y los alentamos a tomar lecciones de reanimación cardiopulmonar en caso de emergencia: eso es empoderamiento y sentido común. También lo es equipar a los jóvenes con estrategias que les ayuden a saber qué hacer si un amigo revela un abuso, o ayudarlos a reconocer cuándo el contacto sexual es abuso. Esto ayuda tanto a la persona que escucha la revelación como a la propia víctima.

A medida que comienza un nuevo año escolar, los jóvenes experimentan nuevas relaciones y se reencuentran con amigos después de las vacaciones de verano. Este punto de conexión puede generar más revelaciones. También sabemos que el riesgo de violencia sexual está en su punto máximo para los estudiantes universitarios de primer año, en particular durante las primeras semanas en el campus, mientras los estudiantes se aclimatan a nuevas libertades y entornos. un período de tiempo conocido como la “zona roja”.

Queremos que los estudiantes de todos los niveles (y los adultos en sus vidas) sepan que KCSARC está aquí para ayudarlos, con información y apoyo gratuitos y confidenciales.

Nuestra línea de recursos disponible las 24 horas puede ayudar a responder preguntas, brindar recursos y ayudar a elaborar estrategias sobre qué hacer a continuación, ya sea que la persona que llama esté ayudando a un amigo o llamando por sí misma. Los defensores están listos para ayudar al 1.888.998.6423 los siete días de la semana.